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“La comunicación eficaz en medicina promueve la confianza entre médico-paciente”

Javier Molina Garicano Pediatra

Javier Molina Garicano

El currículum de este médico pediatra, nacido en La Coruña, de familia materna navarra y afincado en Pamplona desde hace más de 50 años, es tan amplio que se nos hace difícil resumirlo en estas pocas líneas. Pero para conocer quién es, son necesarios dos datos básicos: ha sido Jefe de Sección de Pediatría del Hospital Virgen del Camino y ha obtenido la Acreditación en Oncología Y Hematología Pediátrica por la Sociedad Española de Pediatría. Por tanto, podemos asegurar que es una de las personas que más sabe de leucemia y de cáncer infantil. En 1989 fundó la Asociación de Ayuda a Niños con Cáncer de Navarra (ADANO), de la que es miembro activo. En 2015, el Ministerio de Sanidad premió a la entidad y al Complejo Hospitalario de Navarra con un certificado de “Buenas prácticas por su trabajo en los niños con cáncer”. En 2016, bajo propuesta de la sociedad Vasco Navarra de Pediatría (SVNP), fue nombrado Socio de Honor de la Asociación Española de Pediatría. También en 2016 recibió la Cruz de Carlos III El Noble de Navarra. Actualmente ejerce como pediatra en su propia consulta, cuya página web describe claramente su actividad: “Toda una vida al cuidado de los niños”.

¿Qué es para ti la buena comunicación?
Muy bien. Pues yo pienso que la comunicación es un intercambio de conceptos entre personas o el intento desde un punto de vista racional de transmitir una información, transmitir unos conceptos a un foro de una o de un grupo de personas y creo que las características de una buena comunicación o lo que tú deberías de utilizar una buena comunicación yo pienso que es, que sea, una comunicación transparente, una comunicación sincera, hacerla con pocos artilugios, es decir lo más concreta posible. El intento de conversar. Es decir, yo creo que en una mejor comunicación es una conversación, mantener una conversación con estas personas.

¿Una buena comunicación puede ayudar a curar?
Bien. Yo creo que una buena comunicación es fundamental en el día a día de la relación con un paciente. Es evidente que solo comunicando no vas a poder curar a una persona, pero si tú comunicas bien, si tú trasladas bien toda la información al paciente sobre lo que tiene, sin duda de alguna manera intentas explicarle todas las preguntas que él te hace. Si tú intentas responder de forma entendible, concreta lo que él quiere saber yo creo que es un terreno muy facilitador para confianza, para empatía con el paciente y para poder llevarlo todo de una forma mucho más favorable. Es decir, yo creo que son cosas muy concretas pero cosas que tienes que tener muy claras a la hora de entablar la relación con el paciente. Entonces yo creo que no curas, pero sí ayudas muchísimo al buen hacer y al entendimiento de la aceptación por parte del paciente para poder llevar a cabo lo que tú creas que tienes que hacer con él. Tener una facilidad, digamos, para poder comunicarte con el paciente, en mi caso muchas veces es con la familia, que a la postre es lo mismo, yo creo que es darle a entender exactamente en dónde nos estamos moviendo, es decir nos estamos moviendo a, vaya un ejemplo, por ejemplo... por decir algo, en una leucemia ¿no? No podemos hablar al niño, al paciente, de que tiene una leucemia y esto es una leucemia de determinadas características... No. Hay que decirle: "Mira, tiene una alteración sencillamente en la sangre que necesita un tratamiento, que es un tratamiento que puede ser beneficioso para él, que puede corregir toda la situación que tiene en estos momentos... Darle a entender de una manera, de forma muy clara en qué consiste lo que nosotros queremos hacer con ese paciente, lo que nosotros creemos que se debe hacer con ese paciente. Entonces hacerlo de forma muy sencilla, empatizar con él, llegar a una confianza con él de forma y manera que él acepte lo que nosotros estamos explicando. Ser transparente en todo lo que nosotros queremos hacer, que él esté a gusto con esa información, que no sean claves lo que le mandemos, que no sean metodologías inexplicables para él e inentendibles para él; los médicos tenemos una característica muy especial que es hablar en términos inentendibles, que es escribir informes con siglas. Yo eso lo llevo y lo he dicho siempre en la formación de los residentes: "Tenéis que explicar, mirar a la cara y explicar de alguna manera qué es lo que estáis diciendo, porque a veces no se entiende absolutamente nada".

¿Qué cualidades relacionadas con la comunicación debe tener un/a profesional de la medicina? Yo creo que es esto algo que tienes que cultivar, tienes que cultivar, tienes que facilitarte tú en la forma de expresar las cosas, tienes que ir madurando a lo largo de los años. Yo creo que he tenido unos buenos profesores en la comunicación, yo creo que he tenido una buena educación durante la carrera en donde la especialidad y cómo hablarlo. Mis experiencias en el extranjero me lo han dicho, el contacto diario que no solo es el poner la medicina o poner la solución, sino el jugar con los niños, el estar con la familia, el contactar con ellos que te hace una íntima relación, íntima relación que a veces no quieres al principio, pero que en ocasiones son años, son años que hablaremos quizás en otro momento de la entrevista y eso te hace sentirte, pues, como muy implicado en ese sentido, ¿no? Te hace llevarlo de otra manera. Son cualidades que yo creo que puede haber excelentes profesionales que sean pues no buenos comunicadores y muy bien y todo respeto para ellos, y lo contrario; puede haber muy buenos comunicadores que no tienen por qué ser unos excelentes profesionales. Yo creo que hay que intentar compaginarlo y por supuesto, nunca hay que olvidarlo, en la formación de un médico el tema de la comunicación. Nunca hay que olvidarlo. Yo creo que eso debería de ser ya unos créditos que ya los hay en algunas universidades, como créditos obligados para una comunicación.


¿Comunicas de la misma manera ahora que al principio de tu carrera?
No sé por qué razón o por qué aprendizaje misterioso, yo he tenido pues facilidad, creo yo, para empatizar con la gente y para llegar a ellos de una manera cercana, ¿no? Es evidente que cuando tenía 28 años, mientras yo hablaba con los padres sobre las contestaciones, las respuestas que daba a la pregunta "¿Por qué Dios permite esto y por qué es posible que un niño de 8 meses tenga un tumor?". Yo al mismo tiempo que les contestaba, pues me preguntaba por qué mis hijos estaban sanos en ese momento. Es decir, era una cosa muy complicada, ¿no? De estar en dos sitios pensando en otro al mismo tiempo. Bueno, pues eso ha ido madurando en el tiempo, ha ido madurando... Antes no había tanta pregunta ni tanta inquietud, sino que todo era negativo, todo era fatal... Se caían los padres nada más recibir la información (estoy hablando siempre del campo que a mí me ha tocado desarrollar durante este tiempo, en otras ocasiones pues una enfermedad de otro tipo puede ser llevada mucho mejor), pero yo creo que ahora mismo la relación con los padres y la comunicación con ellos no es que sea más fácil, es más dinámica. Es más dinámica; hay ya mucha más preparación por parte de los padres en estos momentos sobre los cuidadores para poder entablar ya muchas preguntas directas porque tienen muchos medios para informarse, entonces todos tenemos que estar muy preparados para saber comunicar con certeza, con sinceridad con honestidad y siempre dando lo mejor que podemos dar a esas personas, que es trabajar en red como hemos trabajado, pero no con las tecnologías de ahora que ya como dicen no se van a ir las que han llegado, pero sí comunicándote con hospitales para conseguir el mayor beneficio para esos niños. Entonces han mejorado las comunicaciones, se han hecho mucho más dinámicas, hay mucha más demanda por parte de los familiares y por tanto hay que estar mucho más preparado para las contestaciones razonables, éticas, consecuentes y serias.


Destaca algún momento profesional en el que la comunicación haya sido decisiva para ti.
Comunicaciones decisivas, a una persona que ha visto como en los principios de su carrera profesional, por lo menos en el ámbito que yo, insisto he desarrollado aún más la actividad en oncología pediátrica, donde en esos primeros años el índice de supervivencia era de un 40-45 por ciento y estamos... cuando yo lo he dejado ahora mismo sigue en un 15, en un 15 o 20 por ciento se ha mejorado casi un 30%, evidentemente los momentos en que el niño nos dejaba porque no había solución yo creo que eran momentos de comunicación muy complicados. Yo personalmente recuerdo acompañamientos en esos momentos hasta los momentos finales y era una situación terrible, una situación terrible ver como ese niño de cuatro, de seis o de diez años nos dejaba. No había ninguna posibilidad de hacer nada. Son momentos muy importantes de la comunicación porque siempre he dicho que la comunicación de cosas buenas es como que te sientes en el deber de que eso es lo que tienes que hacer sacarlos adelante a los niños, ¿no? Pero cuando se van, pues tienes que manifestarlo como lo tienes que manifestar... Y quizás resaltar sobre todo esos momentos en que has estado hasta 10 o doce años incluso con niños con uno u otro tratamiento llevando una vida relativamente normal hasta que un momento determinado no puedes hacer nada más. Habiendo participado de todas las opiniones posibles y de todas las conversaciones posibles con sitios de referencia. Son los momentos más complicados, ¿no? Momentos complicados...


¿Cómo se le comunica a una familia que su hijo o hija tiene cáncer? ¿Y cómo se le comunica a ese niño o niña?
Pues sí, hay diferencias, claro que hay diferencias. Evidentemente es mucho... no sé si más fácil trasladarle la información y la comunicación, entablar una conversación con un adulto, pero bueno, cuando estás ante un niño que es, como decía antes, pues el campo que yo más he desarrollado durante mi vida, aunque he hecho mucha pediatría, pues a un niño es imposible, no puedes comunicar a un crío de dos años, de tres años, de seis meses de seis años... que tiene un tumor, que tiene una masa en la tripa, que tiene una cosa en el cerebro, que tiene una flema en la sangre... Es complicado, ¿no? Haces eso delante de algún niño pequeño con sus padres, es decir explicas a los padres en qué consiste todo lo que tiene ese hijo de ellos, esa enfermedad que está presentando en esos momentos y qué es lo que vamos a hacer. Y lo explicas de la forma que más o menos lo comentaba anteriormente, ¿no? Un poco como diciéndoles "estamos ante esta situación, pues hay que hacer tal cosa y hay que hacer tal otra, pregúntenme lo que quieran tengo el tiempo que ustedes necesiten, no hay ningún problema de estar hoy y mañana volver a pensarlo...". Últimamente en esas mejorías de comunicación uno siempre les ponía en contacto con padres que ya habían tenido esta experiencia, como para vivirlo conjuntamente incluso una primera reunión todos juntos con los médicos del servicio y con los padres de, bueno un poco de esta manera. A los niños les intentas entretener, intentas acompañarte de la ayuda de personas de enfermería, de personas de asistentas sociales, de personas psicólogas de la asociación, etc. intentas conjuntar todo. El problema quizás más complicado podríamos estar hablando de los críos fueron pues esos jóvenes de 12 años, esos 14 años, esa adolescencia difícil, esos niños de 10 años más maduros, que tienes que informarles porque por ley tienes que informarles, aunque ahora mismo pues la ley del 2015 se ha mejorado un poco en cuanto a las decisiones para tomar en decisiones de tratamiento, de actitudes, ¿no? Se ha mejorado un poco diciendo que ya los padres también tienen influencia en ese sentido. La información muchas veces con nuestros jóvenes es igual de transparente, igual de clara, igual de sincera por supuesto y que hagas empatizar, vamos yo sinceramente me he tomado cervezas con adolescentes fuera del hospital, ¿no? En alguna ocasión, y quedar con ellos e ir a hablar con ellos. Es decir, esa relación yo creo que es de una gran confianza, de una gran confianza, una gran seguridad y sabiendo que tienen un problema serio en muchas ocasiones, sabiéndolo. Yo creo que es una buena acción porque la adolescencia es la edad donde hay un pico de peor respuesta en los chicos debido a que esas edades son muy difíciles, son las edades de los primeros contactos con amigos, cuadrillas, cerveza, salir, etcétera. Claro, que se noten un bulto, que se noten un dolor... pueden retrasar su visita al médico o no acceder a lo que los padres les dicen. Pero es una comunicación muy interesante, muy bonita y con una gran pasión.

¿Cómo debe ser la comunicación con un paciente enfermo a largo plazo que no sabe si se va a curar?
Pues es una comunicación a largo plazo, una comunicación crónica, es decir si estas enfermedades por lo general son enfermedades crónicas porque son enfermedades que duran meses, años de tratamiento y por supuesto de seguimiento si las cosas van evolucionando de forma favorable. Pues no quepa la menor duda que esa comunicación es crónica en el tiempo. Vamos teniendo la comunicación en fases diferentes; la primera como ya hemos comentado antes, es un poco más seria, más detenida, más dura, más explicativa de todo lo que va a suceder, de todo lo que puede pasar, cómo pueden ir las cosas... Una vez que esto se consigue encauzar y poner el barco con una deriva buena, pues entonces vamos en un viaje, vamos en un viaje en el cual hay menos comunicación profunda y más comunicación coloquial, familiar, de gracias, de risas, de tal, de cual, según cómo van las cosas cuando aparece una tormenta pues tenemos que recapitular, tenemos que ir a volver al sentido común de volver a transmitir que, bueno, hemos tenido un retroceso, hemos perdido fuelle, tenemos que poner otras armas nuevas en el tratamiento, tranquilo, siempre con una esperanza, con una positividad. Evidentemente en la vida no vamos a curar todo, en la vida no vamos a controlar todo como ya lo estamos viendo, es decir queremos creernos que somos la bomba y que vamos a controlar el mundo pero cuando menos te lo esperas te llega un tormentón del patín, entonces hay que tener la seguridad de que desde que nacemos tenemos unos riesgos y tenemos unas posibilidades. ¿Qué intentamos? Pues llegar al máximo posible de tiempo.

Háblanos de Adano…
Vine de Italia después de un año haciendo esta especialidad y vi allí que la relación con los padres y las familias era una cosa que me parecía fundamental. Y a poco que empecé a trabajar aquí en el año creo que fue 89, o el 85 cuando se fundó Adano. Se lo propuse a los padres, pues tener unas reuniones primero informales con los padres de los chicos y estábamos allí reunidos y hablando de cosas de lo que pasaba con las enfermedades, etc. y decidimos montar, con una colaboración de cinco familias estupendas, formar Adano, ¿no? Iniciamos eso y hoy es... pues un soporte. Yo he actuado algunas veces, no te digo de psicólogo, pero sí de psicólogo, de acompañante, de médico, de todo... y ahora mismo pues el trabajo cada vez es mayor, las demandas cada vez son mayores, y tienes ya muy diversificado todo con Adano, que hace una labor estupenda en el apoyo de las familias con problemas tumorales y no hablo del cáncer porque no me gusta; es una palabra tabú que es una realidad pero para niños siempre diferenciamos los tumores malignos de cabeza, riñón, hígado, etc. Y es una labor excepcional.
¿Cómo se ha gestionado la comunicación del COVID-19 en sus diferentes fases?
Ha sido, en todos los medios a nivel general, me estoy refiriendo en todos los medios ha sido diaria, horaria o cada cuatro horas constantes informaciones sobre lo que estaba pasando con nuestro ínclito invitado que nos ha hecho pasar esta experiencia para mí vital o nos está haciendo pasar esta experiencia vital. ¿Y cómo se ha gestionado? Pues de la manera que se puede gestionar un problema de estos. Si echamos marcha atrás, pues esto es algo que ha ocurrido pues dicen cada 100 años. Es decir, cada tres generaciones nos toca una gorda de estas, ¿no? Una situación de estas inesperadas. Inesperadas, pero que siempre las apuntas en tu vida porque cuando hablas con enfermedades crónicas como yo he estado hablando siempre he dicho que hemos superado la infección, la tuberculosis más o menos, el SIDA más o menos, el cáncer lo estamos solucionando, pero tranquilos que ha de venir otra cosa, ha de venir otra cosa y tendremos que solucionarla para seguir viviendo. Es evidente que en estos momentos casi con seguridad no debería de pasar nada similar a lo de 1918. No debería de pasar y de hecho no está pasando; la escabechina que hizo la gripe del 18 fue terrible en mortalidad. Yo creo que vamos por otro camino. Aquí sido yo no sé si difícil, imposible o qué de gestionar la brutalidad de agudeza que ha tenido el problema, ¿no? Para mí ha sido una tormenta repentina que... bueno pues algunos podrían pensar que ya se preveía, algunos podríamos pensar que ya aquello en Italia, aquello en China impresionaba... Yo he leído un libro estos días o he hecho libro estos días que empecé hace ya dos meses y medio, ya no me acuerdo lo del primer día, estoy terminándolo y creo que lo estoy terminando con una esperanza de que vamos a lograr superar esta situación con la pena y la desgracia de la cantidad de gente que se ha ido en estos días ¿no?: ciudadanos, familias, amigos que bueno... que es increíble pensar que haya sucedido, pero no somos controladores del mundo, lo vuelvo a decir. Yo creo que aquí se ha hecho lo que se ha podido, en los medios que se ha podido y con la gente que hemos tenido y creo que tenemos que seguir adelante y no echar marcha atrás porque no nos conduce absolutamente a nada, en mi opinión.


¿Cómo debería ser la comunicación del COVID-19 en los próximos meses?
Yo diría que la comunicación debería ser un poquito más tranquila, un poquito más serena, yo tengo la gran esperanza, no lo sé, es una intuición porque no hay una base epidemiológica ni ideológica ni científica, pero de que no vamos a tener grandes repuntes serios como los que hemos tenido. Yo me baso en algunos comentarios que hay positivos, hay médicos, el doctor Armengol, que es urgenciólogo de Madrid, que es una persona que transmite las cosas de forma muy positiva, hay un virólogo en Italia que ha hecho unos comentarios muy positivos, hay un jefe de infecciosas de Vall d'Hebrón de Barcelona que ha hecho unos comentarios muy positivos... Yo creo que tenemos que tener una comunicación de la misma forma que hemos dicho siempre, es decir, transparente, sincera, clara sin montar alarmas ahora mismo creo innecesarias. Vivimos desde hace 15 años alarmas, todo son alarmas. Es decir, en el niño cualquier problema que haya: "cuidado no vaya a tener lo peor, no vaya a tener lo peor". Hombre, vamos a intentar que tengamos las cosas más sencillas posibles y ya complicaremos la vida si hay que complicarla. Gracias a Dios, el niño en un 90 por ciento, en un 85% de las ocasiones, la patología, las enfermedades que tiene son banales, son patologías que, bueno, si hay 50.000 urgencias en el hospital de nuestra comunidad al año, 2500 pueden quedarse ingresados al año y de ellos muchos se van al día siguiente. Es un mínimo porcentaje, es decir la mayor parte de las personas tienen problemas, gracias a Dios, banales. Evidentemente, pueden tener problemas serios. Entonces, las comunicaciones hay que hacerlas a partir de ahora con el Covid pues de la forma que se están haciendo. Ya se empieza a hablar de economía, ya se empieza a hablar de repercusión económica terrible, del relanzamiento de la economía, del problema político, del problema tal ya están en un tercer escalón las cifras que tanto hemos oído, las curvas que tanto hemos oído las RC, las R1, las R2, el desescalamiento del confinamiento, ya hemos pasado de esas frases, estamos en una dinámica distintay la gente está con alegría de reiniciarse en la vida.

¿Crees que en nuestro país la ciudadanía es consciente de las precauciones sanitarias que debe tomar?
Yo creo que la gente está respondiendo muy bien en general, yo creo que ha habido una concienciación brutal y creo que es un aprendizaje educativo para la ciudadanía de este país tremendamente importante.

¿Cómo crees que será la comunicación médico-paciente en un futuro?
Yo creo que nunca se debe perder el contacto físico, presencial con el paciente y el médico. Yo creo que es fundamental para el buen hacer de la medicina. Debemos seguir manteniendo o incrementando esa relación de empatía, de confianza, de buen hacer con ellos, pero presencialmente. Y comprendo que hay que adelantar las cosas, ha adelantado la supervivencia de las enfermedades y se ha mejorado la calidad de vida en general y se han mejorado cantidad de cosas en el mundo, pues evidentemente la tecnología pues claro está lo que nos han querido meter durante seis años pues lo hemos aprendido en tres días. Lo hemos aprendido en tres días porque sí, porque es así. Es este procedimiento que estamos llevando a cabo, son procedimientos muy humanos, son foros no presenciales que estamos todos viéndonos... El otro día tenía a 600 personas de todo el mundo oyendo unas conferencias... Es brutal y es facilísimo, lo telemático es brutal. Yo he estado trabajando telemáticamente en estos dos meses por lo menos mes y medio y, bueno, pues puedes controlar muchísimas cosas, pero no puedes dejar de presenciar a la persona físicamente. Es como decíamos, con lo que somos de calurosos aquí y de achuchones y de estar a gusto en este país, pues esto tampoco lo podemos hacer en la medicina. Tenemos que potenciar la relación humana, muchísimo, la conversación; nuevamente digo porque me parece que le va muy bien, que es la forma de comunicarte donde la persona y bueno y paralelo con la tecnología, claro.

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